"Es mejor no hacer nada, pero bien".
En mi vida anterior, de experta administrativa y financiera, siempre me sentí orgullosa de ser una persona “multitareas” capaz de hacer dos y hasta tres cosas al mismo tiempo. En esa época, el mundo laborar nos impulsaba a hacerlo y tener esta “cualidad” en nuestra hoja de vida era indispensable. Y que decir de la vida privada, como mamá, el hecho de ser multitasking era casi una obligación.
Hace algunos años viví una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida: un burnout (o fatiga extrema) y gracias a esta experiencia aprendí que hacer una sola tarea al mismo tiempo no sólo es más productivo sino que es clave para tu bienestar y felicidad. Mi cuerpo estaba tan agotado que no era posible para mí hacer dos cosas al mismo tiempo, fue ahí cuando empecé a entender la importancia de hacer una cosa a la vez.
Para una persona hiperactiva como yo, aprender a hacer una sola cosa al tiempo se volvió todo un reto. Sin embargo, para mi sorpresa no fue tan difícil como lo pensaba. La mayor dificultad que tuve fue dejar de hacer cosas que hacia instintivamente sin pensar que eran dos cosas al mismo tiempo, por ejemplo cocinar y ver una conferencia en línea o ver una película y pintarme las uñas, tomarme un café con una amiga y “vigilar” las notificaciones de mi teléfono, o hacer una llamada en What’s App y vaciar el lava platos. Y les confieso que hace sólo unas semanas mientras hablaba con una amiga, ella me pillo haciendo eso (por el ruido de los platos) y gracias a su comentario, tuve la oportunidad de volver a poner a prueba mi “estado de presencia” en las actividades que hago a cada instante.
Ser consiente de nuestro “estado de presencia” fue para mí la clave para terminar de ser multitasking. Me propuse a hacer todas mis actividades estando plenamente consiente de la actividad que estaba haciendo teniendo mis 5 sentidos y mis 3 cuerpos (espiritual, emocional y físico) presentes en el momento y actividad que estoy haciendo. Así que por ejemplo, cuando cocino estoy con mis cinco sentidos concentrados en la comida, por lo que ver un video, no podía ser posible. El tener mis sentidos y mis cuerpos presentes en lo que estoy haciendo se convirtió también en una de las mejores formas de dejar de rumiar y mi concentración y energía aumentaron.
En la parte en la que he tenido que poner más atención es en el hecho que los demás te pidan hacer algo cuando tu estas ya ocupada en una actividad. Como cuando por ejemplo Clara, mi hija, me pide que haga algo con ella, o me habla cuando estoy concentrada haciendo algo. Cuando respondía: “… lo hare luego cuando termine esta actividad”, generalmente recibía comentarios como: “…ah pero tu eres mamá, puedes hacer varias cosas al mismo tiempo” o “tu eres mujer, no dizque las mujeres saben hacer varias cosas al tiempo?” Mi ego reaccionaba inmediatamente queriendo demostrar que es cierto, que podría hacer las dos cosas al mismo tiempo con facilidad! Lo que mi ego no reconocerá jamás es que hacer esas dos cosas al mismo tiempo me tomará más energía y disminuirá la calidad de mi presencia con la persona o en la actividad que estoy haciendo. Hoy en día, Clara me pide que termine algo antes de hacer algo con ella, porque sabe que en ese instante me tendrá a mí al 100% (en cuerpo, en mente y en energía) y créanme ese estado de presencia vale muchísimo. Especialmente con los niños, porque ellos saben cuando tu no “estas” realmente presente y tienen a reaccionar negativamente (con pataletas, groserías, … para llamar nuestra atención y presencia)
Una de las actividades que me tomo más tiempo entender que debo hacer, sin hacer otra cosa al mismo tiempo, es el “no hacer nada” , es paradójico, pero “no hacer nada” no es tan fácil de hacer! 😉
Estamos condicionados psicológica y culturalmente a “hacer” , a ser productivos y tener resultados y no a simplemente “ser”. Durante muchos años creía que aprovechaba mis vacaciones haciendo “nada” pero en realidad ese “hacer nada” era leer, visitar sitios nuevos, correr de la playa a la piscina o del mar a la montaña, sin dejar un sólo instante para “no hacer nada”. Estar simplemente recostada en la playa sin leer, sólo respirando por ejemplo. Desde que he tomado la costumbre de incluir la actividad de “no hacer nada” en mi vida mi energía, mi concentración y mi estado emocional ha mejorado considerablemente.
Así pues que con mucha felicidad puedo decir hoy en día que estoy trabajando para no ser “multitareas” y ser una experta en “unitareas” y que en una de mis unitareas preferidas es “no hacer nada”, me produce muchísima felicidad el incluir ese “no hacer nada” en mi agenda!.